Según Amnistía Internacional, China es el país que más
ejecuciones realiza en el mundo. Asu vez señala que no existe un número exacto
y solo se calcula que se trata de miles de personas dado que el Sistema
Judicial chino no difunde los datos exactos al organismo internacional. Otro
dato que destacar sobre esta situación en China es que las penas capitales no
solo se limitan por faltas graves; sino por faltas menores. Sin embargo, la
tendencia de estas ejecuciones sugiere una trayectoria hacia la baja años a
año.
La pena de muerte es un tema controversial con argumentos sólidos
a favor y en contra; por tanto, es importante explorar las causas de estas
medidas al menos en China. Como es conocido, los países desarrollados del Este
Asiático conocidos como los Tigres del Asia también recurrieron a medidas
similares después de la Segunda Guerra Mundial como represión, Ley Marcial y
pena de muerte. China ha imitado a estos países en muchas estrategias de la
esfera económica. Asimismo, el gigante asiático considera que una vez este
alcance estándares de desarrollo que le permitan alcanzar el primer mundo,
recién puede darse el lujo de liberalizar los demás aspectos además del
económico. En ese sentido, la pena de muerte como todas sus políticas están
relacionadas con el cumplimiento de su desarrollo económico a través de
cumplimiento de metas intermedias como combatir la corrupción o asegurar la
estabilidad política. En occidente es más difícil encontrar este tipo de
medidas; de hecho, los demás países con mayores estadísticas con pena de muerte
se registran en oriente tales como Arabia Saudita, Irak, Irán, Vietnam o
Singapur; aunque Estados Unidos también registra datos importantes.
Las listas oficiales registran a Perú como uno de los países
que también contemplan la pena de muerte; aunque solo en casos excepcionales
como traición a la patria en tiempos de guerra. Sin embargo, un importante
sector de la población exige la implementación de esta pena debido a los altos
niveles de corrupción e impunidad en diversos delitos graves que muchas veces
han indignado a la sociedad por la falta de justicia. Lo que se puede imitar es
la severidad con la que China castiga los delitos con objetivos claros de
proteger la seguridad interna externa y el crecimiento económico de una manera
gradual y efectiva; esto tampoco descarta su aplicación. Aunque su efectividad
va a depender de cuanta legitimidad tenga el gobierno de turno que aplique
medidas drásticas, dado que las presiones externas recaerán siempre sobre este
tipo de políticas.
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